Durante su visita a Chipre, el papa Francisco pidió una política común en materia de migración para una Europa “desgarrada por egoísmos nacionalistas”, durante su oración, también condenó la tortura y esclavitud que viven los migrantes.
"Caracterizado por la acogida, he visto llegar a algunas de sus islas un número mayor de hermanos y hermanas migrantes que el de los mismos habitantes, aumentando de ese modo los problemas, que todavía se ven afectados por las dificultades que trajo consigo la crisis económica", indicó.
Al mismo tiempo que señaló, "las demoras europeas perduran" y criticó que "la Comunidad Europea, desgarrada por egoísmos nacionalistas, más que ser un tren de solidaridad, algunas veces se muestra bloqueada y sin coordinación".
El pontífice, presidió este viernes una oración junto a migrantes en una iglesia de Nicosia, en la que condenó la "esclavitud" y "tortura" que sufren, tras una misa celebrada en el estadio de la capital ante miles de personas.
Ante ello, exhortó "a una visión de conjunto, comunitaria, ante la cuestión migratoria, y animar a que se dirija la atención a los más necesitados para que, según las posibilidades de cada país, sean acogidos, protegidos, promovidos e integrados en el pleno respeto de sus derechos humanos y de su dignidad" .
Francisco afirmó que aquellos que se ven forzados a huir en busca de un hogar y de esperanza, y que son cada vez más numerosos "son los protagonistas de una terrible odisea moderna".
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El papa viajará a la isla de Lesbos para volver a poner el foco en el drama de la migración cinco años después de su primer viaje, cuando visitó el campo de refugiados de la isla en plena crisis migratoria. Aunque la situación ha mejorado, en el actual centro viven aún 2.500 personas.