El último jefe de las extintas Farc, Rodrigo Londoño Echeverry, conocido como Timochenko en sus años de combatiente, reconoció ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el secuestro y la retención ilegal de miles de víctimas en medio del conflicto armado.
Recordó que en 2011 tras la muerte de entonces comandante de las Farc, Alfonso Cano, fue designado por el jefe del Estado Mayor de la desaparecida guerrilla y dijo que se arrepiente de haber cometido el abominable crimen del secuestro.
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“En calidad de último comandante de la desaparecida Farc y miembro de esa dirección máxima de las Farc, vengo ante la JEP a reconocer la adopción y ejecución de la política de secuestro dentro de las desaparecidas Farc, reconocimiento de crímenes de guerra y de lesa humanidad”, señaló.
Y agregó: “Hemos venido aquí cómo último secretariado de la desaparecida guerrilla de las FARC y cómo Rodrigo Londoño Echeverry, en mi calidad como último comandante a asumir nuestra responsabilidad moral y colectiva frente a uno de los más abominables crímenes cometidos por nuestra organización”.
Con dolor profundo reconozco que en nombre de ideas revolucionarias las desaparecidas FARC-EP cometimos graves crímenes de guerra y lesa humanidad asociados a la privación de la libertad, faltando a nuestra propia ética revolucionaria.
Guardo la esperanza de recibir su perdón. pic.twitter.com/oRSnclPxqW
— Rodrigo Londoño (@TimoComunes) June 21, 2022
Londoño Echeverry dijo que esa política criminal de la extinta guerrilla produjo crímenes de guerra y de lesa humanidad, fue en contravía de los principios que pregonaban en los que se violaron todos los derechos de todos los secuestrados y sus familias.
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Por ello, se preguntó “¿Cómo es posible reivindicar ante la humanidad, como un hecho válido el cosificar a una persona, el convertirla a una persona en mercancía en función de financiar un proyecto que reivindicaba la dignidad humana, cuando la estábamos pisoteando y generando en su entorno familiar, una situación de incertidumbre, angustia y que la mayoría de las veces termino con proyectos de vida, destrucción de capitales y vínculos familiares (…)?”.
Londoño Echeverry aseguró también que el intercambio humanitario representó un acto de insensibilidad, donde fueron condenados a años de secuestro y dolor en las selvas colombianas.