En las canciones interpretadas por Jorge Oñate fue habitual escucharlo entonar letras de vida, amor y muerte. A esta última la llamó infame y la retrató como uno de los grandes dolores que "la vida le pone a uno".
Su desaparición, no solo tiene de luto al folclor vallenato, sino también a los seguidores que desde diferentes lugares del mundo lo seguían como un referente.
En su canción "Volví a llorar" aseguró que "mientras halla vida quedan esperanzas" y, en lo que era un presentimiento de que tendría una larga vida, señaló que la suya era para ser feliz y buscar gloria.
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Pero en sus temas era recurrente escucharlo sopesar la perdida de un amor como un acercamiento a la muerte, sin embargo solía concluir en que a él un cariño no correspondido no lo arrastraría a las sombras. Así se le escuchó en temas como 'Triste y confundido', en la que afirmaba:
Yo no me voy a morir por un amor
Por un amor yo no me voy a morir
Y el que se ría porque yo sienta un dolor
Cuando le duela no me voy a reír
En temas más melancólicos como 'Ausencia', mientras pedía por el retorno de alguien que no está, decía que "los ausentes son sombras del alma" y sin ellos "solo la muerte podrá gritar calma a mi corazón". Un verso que ahora escuchan sus seguidores, mientras lamentan su partida.
Solo fue hasta 'Noche sin lucero' en la que se le escuchó decir cómo quería que fueran esos últimos minutos de vida terrenal: en calma, bajo un silencio sepulcral y sin dolores.
Quiero morirme como mueren los inviernos
bajo el silencio de una noche veraniega
Quiero morirme como se muere mi pueblo
serenamente sin quejarme de esta pena
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Desde el corazón entonó en aquellos versos que quería resucitar "para una luna parrandera" y morir"en cada verso de un paseo villanuevero"; un deseo cargado de simbolismos para los amantes al vallenato.