La historia de la mafia: Los 12 años de impunidad de la masacre de Envigado, el cónclave de la "oficina"

El 30 de diciembre del 2012, la escena estaba lista para la gran cumbre de la mafia. En una finca ubicada en la vereda Arenales en Envigado, Antioquia se reuniría una cofradía de los "pesos pesados": los capos más temidos y poderosos de Medellín y el Valle de Aburrá. Entre ellos, destacaba Jorge Mario Pérez Marín, alias "Morro", uno de los sanguinarios de "La Oficina", conocido como el reclutador de la "escuela de sicarios" en los barrios más pobres de la ciudad. 

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"Morro", mano derecha de alias "Danielito", jefe de "La Oficina" en ese entonces, era responsable de sembrar el terror en las calles de Medellín. Expertos en seguridad lo catalogaban como uno de los hombres más temidos de Medellín. 

Para celebrar el fin de año con sus compinches, "Morro" tenía todo preparado. La finca en Arenales sería el epicentro de la gran reunión. El plan era despedir el año entre licor y mujeres el 31 de diciembre. Sin embargo, lo que prometía ser una noche de jolgorio se convirtió en una pesadilla. Un grupo de mercenarios vestidos de uniformes policiales irrumpió en la finca. Separaron a los asistentes y, con sangre fría, abrieron fuego. El terror y la angustia se apoderaron del lugar. 

En su momento, el comandante de la Policía Metropolitana, general Yesid Vásquez Prada, explicó que al parecer en la finca La Piscina, del corregimiento el Salado de Envigado, se sostenía una reunión entre miembros del narcotráfico, para definir quién sería designado por "La Terraza", para suceder a alias 'Sebastián', antiguo jefe de "La Oficina" . 
 
El oficial explicó que, en la mañana de este lunes, se hallaron en el primer piso de una lujosa finca de verano, los cuerpos de cinco hombres y en el segundo piso el de cuatro mujeres. En el lugar, solo se halló una camioneta blindada, una moto y en un principio una pistola, pero luego de la inspección a la lujosa finca, que quedó totalmente revuelta tras el ataque, encontraron dos fusiles desarmados, más pistolas y una caneca llena con municiones. 

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En la masacre perdieron la vida ocho personas: Jorge Mario Pérez Marín, alias "Morro"; Hugo Fernando Urán Mesa, alias "El Panadero"; el comerciante de ganado Harold Maya Cano, alias "Cachorro"; Carlos Andrés González Hernández; el mayordomo Juan Carlos Chica Arias; Gloria Natalia López Posada; Diana Marcela Montoya Montoya; Carolina Arango Geraldino; y Daniela Wilches Arango. 

Las autoridades ofrecieron una recompensa de 20 millones de pesos por información que condujera a la captura de los responsables. En su momento, las investigaciones señalaron a alias "Sebastián" y "Valenciano", dos capos poderosos que libraban una guerra a muerte dentro de la estructura criminal, como los autores intelectuales de la masacre. 

Pero la tragedia en Arenales va más allá de un simple hecho de sangre. Esta reunión y su brutal desenlace son un microcosmos de la violencia que ha azotado a Medellín durante décadas, una ciudad que ha visto nacer y crecer a organizaciones criminales como "La Oficina". 

La masacre de Arenales es un crudo recordatorio de la deuda pendiente que tiene Colombia con su historia. La lucha contra el crimen organizado y la construcción de una sociedad más justa y equitativa son desafíos que aún requieren de un compromiso firme por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. 

De este hecho no hay personas capturadas después de 12 años de uno de los hechos de violencia más trágicos del Valle de Aburrá.