Los cajeros automáticos son uno de los medios más utilizados en Colombia para retiros y movimientos de dinero. A pesar del crecimiento que han tenido las aplicaciones móviles y los canales digitales, la mayoría de los colombianos hacen uso regular de estas máquinas para manejar sus finanzas.
De acuerdo con las cifras más recientes del programa gubernamental Banca de Oportunidades, en Colombia hay 46,5 cajeros automáticos por cada 100.000 adultos y 16,4 por cada 1.000 kilómetros cuadrados. Esa presencia y el hecho de que el 95% de las transacciones en el país son realizadas en efectivo hacen de los cajeros un elemento cotidiano que debe ser usado con la mayor precaución, para evitar robos o fraudes con productos bancarios.
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Por eso, aprender a identificar las señales de un cajero intervenido ayuda a los usuarios a cuidar su flujo de dinero en el corto plazo. Existen 4 pasos elementales que expertos y autoridades recomiendan para determinar si un cajero ha sido adulterado y evitar ser víctima de estos delitos:
Características de la superficie de la máquina: evaluar si el diseño original del cajero ha tenido alguna modificación es el primer ejercicio para identificar el riesgo. Mirar cada parte del aparato: la pantalla, el teclado, el lector de tarjeta y la ranura de efectivo, para establecer si estas conservan sus marcos originales o si, por el contrario, tienen algún tipo de alteración.
Un entorno sospechoso: en ocasiones, las alteraciones a los cajeros se hacen con tanta precisión que pueden llegar a ser casi imperceptibles. Por esta razón, si no se detecta nada inusual en el aparato, pero si el usuario identifica que está siendo observado o seguido, debe considerar posponer su operación.
Buscar desproporciones: si el usuario percibe que alguna de las partes del cajero es más grande de lo habitual o no tiene armonía con el resto de la máquina, ya sea por el material, el color o la forma en que está ensamblado, o desconfía de que el diseño auténtico del cajero sea de esa forma, es probable que esté frente a un cajero alterado.
Una de las técnicas que más utilizan los delincuentes para robar los datos de las personas es sobreponer artefactos de características similares al cajero, que simulen las funciones reales, para así extraer la información del usuario.
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Partes poco fijas: ya que una de las modalidades más recurrentes consiste en sobreponer artefactos en alguna de las partes del cajero -micro cámaras para leer las claves o sensores para clonar bandas magnéticas-, es importante verificar si hay piezas sueltas en la máquina, que sean visiblemente diferentes de las partes originales. Incluso, si se percibe que las teclas están sueltas, el soporte para introducir la tarjeta no es firme o el marco de la ranura del efectivo no es estable, se recomienda cancelar la transacción y alertar a la entidad bancaria o a las autoridades de inmediato.
Igualmente, el usuario puede anticiparse a estas modalidades y comprobar la firmeza de las partes del cajero, agitándolas levemente antes de realizar cualquier tipo de transacción o consulta. Si existe algún tipo de artefacto sobrepuesto, lo más probable es que se desprenda de la parte original.
En 2018, el programa Banca de Oportunidades estableció que en el país existen más de 15.700 cajeros automáticos, de los cuales cerca del 85% pertenecen a entidades bancarias y 15% a la red Servibanca. De acuerdo con la Superintendencia Financiera de Colombia, esta red permitió que en 2017 los colombianos movieran más de $233,5 billones, de los cuales la mayoría fueron por retiros de dinero en efectivo.