El bocadillo veleño está en peligro por falta de agua: un golpe a la tradición colombiana
La producción del popular bocadillo veleño, uno de los dulces más representativos de la gastronomía colombiana, está en riesgo debido a la escasez y el racionamiento de agua que se vive en Vélez, Santander, tiene en riesgo la producción del bocadillo.
El municipio tiene 30 fábricas de bocadillo que generan en promedio de 500 empleos directos. Así las cosas, el impacto económico por la escasez de agua afecta directamente a 1.500 familias que dependen de esta cadena productiva.
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La situación que se vive en Vélez por la falta de agua es tan crítica que se declaró calamidad pública para atender la emergencia. "Con el apoyo de dos carrotanques, estamos llevando agua a los barrios más afectados, priorizando los sectores críticos para garantizar las necesidades básicas de las familias", informó la alcaldía en un comunicado. El municipio tiene
El alcalde de Vélez, Orlando Ariza, indicó que se están haciendo esfuerzos para suministrar agua a los 26.000 habitantes del municicpio y a las empresas de bocadillo. Se ha hablado con los propietarios de las industrias, debido a que el suministro se está haciendo en carrotanques.
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Golpe a las tradiciones colombianas
La noticia no solo golpea a la población sino a toda la tradición de Colombia: cabe recordar que el bocadillo veleño, en junio de 2017, recibió la declaratoria de Denominación de Origen por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).
"La reputación de este producto se debe a una tradición que data del siglo XIX, cuando se inició la producción casera para consumo familiar en el municipio de Vélez que luego avanzó en Moniquirá", explicó la SIC en su momento. "En esa época el bocadillo se elaboraba en pailas de cobre que se calentaban sobre hornos de leña. La hoja de bijao utilizada para su envoltura es un eslabón importante ya que alrededor de 500 familias en Santander se dedican a su procesamiento", precisó la entidad.
Las fábricas de Vélez tienen más de 40 años y se encuentran en una encrucijada, toda vez que la producción se ha disminuido en más del 60 por ciento.
El mandatario indicó que la situación está muy complicada y cada día se agrava más porque no hay posibilidades de obtener agua, pues la represa La Batanera, que debía funcionar desde hace unos 7 años, colapsó y desde entonces no funciona.
Por esa razón, le están pidiendo a la comunidad que ahorre agua: la temporada seca se va a extender varias semanas más. Ante el Gobierno nacional, puntualizó el alcalde, se hará gestión para mejorar el acueducto municipal, que no tiene la capacidad suficiente.