Hasta 3.700 aves marinas al año pueden matar y comer los ciempiés gigantes en la isla australiana Phillip. Expertos indican que usualmente actúan en las noches; esperan el momento preciso y atacan a las víctimas.
Estos animales utilizan dos antenas sensibles para caminar por el suelo y orientarse. Igualmente forman madrigueras para esconderse, esperar el mejor momento para acechar a las aves.
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Es conocido como el Cormocephalus coynei y es una criatura endémica que podría crecer hasta 30 centímetros de largo.
Además, estos animales planos, alargados y con varios anillos a su alrededor contarían con un potente veneno que inyectan con sus patas delanteras que tienen forma de pinza y que son denominadas forcípulas.
El hallazgo fue realizado por el ecólogo profesional y candidato a doctorado Luke Halpin de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash quien dijo que “esta es la primera vez que se ha implicado a los ciempiés como un depredador natural importante de las aves marinas”.
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“Nuestro trabajo demuestra que los artrópodos pueden desempeñar un papel de liderazgo al influir en la producción reproductiva de los vertebrados y modificar las estructuras tróficas y el flujo de nutrientes en los ecosistemas insulares”, agregó Luke.