Papá invitó a un espíritu maligno a jugar en su casa y éste ya no se quiere ir
Corría el año 2011 en Michigan, Estados Unidos, cuando Nathan inició en su nuevo empleo. Allí conoció a Lillian de quien se enamoró perdidamente. Tras salir por unos meses, ella quedó embarazada. Al recibir la grata noticia, la feliz pareja decidió que era momento de iniciar una vida juntos, por lo que se mudaron a una nueva casa.
Durante los primeros cinco años de vida del hijo de la pareja, Adam, todo con él y en el hogar transcurría con normalidad, hasta que las cosas comenzaron a cambiar.
Un día el niño le dijo a su madre que cuando se encontraba jugando en su habitación, siempre veía a otro infante afuera de su casa viéndolo a través de una de las ventanas. A Lillian le pareció muy raro esto ya que sus vecinos no tenían hijos, pero al ver la insistencia del pequeño, se convenció de que se trataba de un fantasma y quizá, maligno.
La mujer no quiso comentarle nada al respecto a su esposo y menos a su niño para no asustarlos.
Otro día, Adam y Nathan jugaban en uno de los cuartos de la casa, cuando el hijo le susurra a su papá que una vez más estaba viendo a ese otro niño. Motivado por la curiosidad, el hombre le pide al pequeño que le señale donde está, pero al revisar, efectivamente no había nadie.
Es en ese momento que Nathan comete el más grande error. Le dijo a su hijo que invitara a ese niño que veía, a pasar a su casa para que jugaran. Así lo hizo Adam y de inmediato comenzaron los problemas.
Dentro del hogar de esa feliz familia surgieron situaciones que no eran para nada normales. Escuchaban ruidos extraños, algunos objetos se movían solos, y hasta se encendía un reproductor de sonido a todo volumen cuando los tres se encontraban durmiendo. Pero Lillian y Nathan sospecharon que algo negativo rondaba en su casa luego de que las peleas entre ellos incrementaran.
Durante una de esas fuertes discusiones, de la nada un pequeño espejo se estrelló contra la pared asustando a la joven pareja. Lo peor, dicho cristal no pertenecía a ninguno de los dos.
Los aterradores eventos estaban tensando la vida de estas tres personas, pero una noche ocurrió algo que los llevó a confirmar que definitivamente un espíritu del mal los estaba acechando.
Nathan y su esposa se encontraban acostados viendo televisión, cuando un fuerte golpe debajo de su cama los asustó. Un poco intrigada por saber qué había provocado dicho impacto, la mujer se asomó con lentitud al borde del colchón. Para su espeluznante sorpresa, vio la silueta de un hombre acostado en el suelo. El rostro de dicho espectro solo tenía ojos completamente negros que la miraban fijamente.
Este estremecedor episodio obligó a la familia considerar mudarse a otro lugar. Lillian estaba a la espera de su segundo hijo, y apenas nació se fueron a vivir a la casa de una tía suya.
La perturbada pareja estaba segura de que ahora sí iban a tener una vida tranquila, pero no podían estar más equivocados. Esa cosa negativa los siguió hasta su nuevo hogar para continuar haciendo de las suyas.
A los pocos días de haberse instalado por completo en la nueva residencia, el espantoso invitado comenzó a manifestarse, pero esta vez lo haría molestando al nuevo integrante de la familia, al recién nacido Kevin.
La habitación del bebé se encontraba al frente a la de sus padres, y cada vez que era acostado en su cuna, dicha identidad lo molestaba hasta despertarlo y hacerlo llorar de miedo.
Al principio Lillian no entendía qué pasaba con su bebé, hasta que una noche cuando este ese despertó nuevamente llorando, ella corrió a su habitación y para su desconcierto, la cuna de Kevin había sido movida unos metros de su ubicación original. Esto pasó por varias semanas, hasta que la situación llegó a su punto límite cuando encontraron la pequeña cama obstruyendo por completo la puerta del cuarto.
Nuevamente esta atormentada familia debió mudarse esperando que ese invitado del más allá no los siguiera.
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