Mortalidad materna en Colombia sigue siendo alta en zonas rurales y grupos vulnerables
El Instituto Nacional de Salud (INS) anunció que la mortalidad materna sigue siendo mayor en mujeres pobres y con pertenencia étnica en el país.
Un informe de la entidad mostró que en los años 2020 y 2021, como consecuencia de la profundización de las desigualdades sociales y las dificultades de acceso oportuno y de calidad en la atención en salud durante la pandemia de la covid-19 las cifras muestran que volvió a tenerse un aumento de casos a nivel nacional.
Los datos más recientes analizados por el Instituto Nacional de Salud, teniendo como referencia al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), confirman que la mortalidad materna, luego de la crisis sanitaria por covid 19, comienza nuevamente su descenso.
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“En el año 2022, por cada cien mil nacidos vivos, 46 maternas fallecieron. Para el último año, 2023, fue de 44,5 según datos preliminares del RUAF 2023”, dice.
Apuntó que si bien las cifras, vienen nuevamente con tendencia a la disminución, el país aún está por debajo de la meta establecida dentro del Plan Nacional de Desarrollo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como es llegar a 2030 con una razón de mortalidad materna inferior a 30,2 por cada cien mil nacidos vivos en todo el territorio nacional.
El director general del INS, Giovanny Rubiano García, señaló que las mujeres ubicadas en la zona rural siguen siendo las más afectadas. “La mortalidad materna tiene relación directa con la falta de atención oportuna en las zonas más alejadas, incluso el promedio de controles prenatales a los que accede una materna es inferior no solo en zonas rurales, también para quienes residen en las zonas urbanas. De hecho, la incidencia de sífilis gestacional es alta”, explicó.
Reducir la mortalidad materna es un gran reto para Colombia especialmente en los grupos vulnerables que continúan siendo desproporcionadamente afectados.
Carlos Castañeda, director del Observatorio Nacional de Salud del INS, dijo que la mortalidad materna muestra las desigualdades que se tienen en la atención de las mujeres. “La mortalidad materna es un indicador trazador del acceso y calidad de los sistemas de salud y también de las desigualdades sociales de una población.
Es un indicador de la falta de equidad en salud, o más bien de la falta de ésta, cuando se evidencia que este desenlace persiste a través del tiempo y sobre todo que afecta desproporcionadamente a las mujeres más vulnerables”, explicó.
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Recalcó que el país aún presenta profundas brechas con relación a la mortalidad materna entre las zonas urbanas y rurales, así como por grupos poblacionales. “Mientras en ciudades como como Bogotá, Cali, Barranquilla, tienen razones de mortalidad materna por debajo de 30, en regiones como Buenaventura (134,4), Vichada (132,9), (Chocó 82,9) las tasas son cuatro, y hasta cinco veces las del promedio nacional.
Estas diferencias son aún mayores cuando observamos las cifras por grupos poblacionales, en donde las mujeres indígenas presentan las tasas de mortalidad materna más altas del país. Según datos de SIVIGILA, por cada cien mil nacidos vivos, 140 mujeres indígenas fallecieron en 2023, lo mismo sucede con las mujeres afrodescendientes para el mismo periodo, con una razón de mortalidad materna de 76,8”, señaló.
El informe del INS muestra que al analizar por áreas urbanas y rurales, la razón de mortalidad materna en 2023 para mujeres en áreas rurales fue de 59,7, mientras en áreas urbanas fue de 40,7.
“Por tipo de afiliación al sistema de salud, se encuentra las afiliadas al régimen subsidiado tienen una razón de mortalidad materna de 51,7 y las afiliadas al régimen contributivo es de 31,3. Por grupos de edad, la mortalidad materna más alta está en las mujeres mayores de 40 años, con una razón de mortalidad materna de 42,1, seguido de las mujeres entre los 30 a 39 años, con una razón de mortalidad materna de 26,3”, apuntó.
Según datos suministrados por el Observatorio Nacional de Salud, en un resumen de política pública sobre cómo enfrentar esta problemática, muchas de estas muertes se hubiesen evitado con mayores controles prenatales y oportunidad en la atención por parte del sistema de salud, que le sigue fallando a las mujeres, especialmente a aquellas más pobres y en desventaja social.